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lunes, 5 de abril de 2010

Veinte años de la Convención sobre los Derechos del niño


El 20 de noviembre de 1989, la humanidad marcó un hito en su historia cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Convención sobre los Derechos del Niño. Este es el tratado de derechos humanos más universalmente aceptado de la historia y ha sido ratificado por todos los países con excepción de Estados Unidos.

Al conmemorarse este año (2009) el 20° Aniversario de la Convención, las organizaciones que forman parte del Capítulo Latinoamericano del Movimiento Global por la Infancia (MGI) han unido sus esfuerzos en el desarrollo de una serie de acciones para impulsar un proceso profundo de análisis y debate sobre los avances y desafíos en la implementación de esta normativa en América Latina y El Caribe. Para cumplir con este fin, los directores y coordinadores regionales de los organismos miembros del Movimiento se reunieron en San José, Costa Rica.

Durante el encuentro los miembros del MGI han reconocido que aunque muchos países latinoamericanos han avanzado significativamente en la transformación de los marcos jurídicos y en la sensibilización, todavía queda mucho por hacer en materia de inversión y cumplimiento de los mandatos. Aún es necesario contar con reformas que abarquen las políticas públicas y su implementación en la vida cotidiana de los niños, niñas y adolescentes, sus familias y comunidades.

Hacer realidad los derechos de la niñez y la adolescencia, requiere de la participación y la suma de las voluntades individuales, de las organizaciones sociales, de los Estados y especialmente de la participación activa de niños, niñas y adolescentes de la región, tal como lo plantea el espíritu de la Convención. Como movimiento centrado en la infancia y la adolescencia, nuestro compromiso es profundizar el apoyo y seguimiento al cumplimiento de la convención y garantizar que nuestras acciones estén centradas en el interés superior de la infancia y la juventud” señaló Corina Villacorta, Vicepresidenta Regional de la Oficina de Visión Mundial para América Latina y El Caribe, en su calidad de Secretaria Técnica del Capítulo Latinoamericano y del Caribe del Movimiento.

Los miembros del MGI reiteran su preocupación por la forma como la crisis económica y sanitaria, así como otros fenómenos, golpean a la infancia de las comunidades más pobres de la región, aumentando su vulnerabilidad frente a la pobreza y la exclusión.

El trabajo infantil, el tráfico de personas, la violencia sexual y el abuso, así como la falta de acceso a la educación, salud, situaciones de discriminación por razones sociales, económicas, género y origen étnico siguen amenazando a la infancia latinoamericana y caribeña.

Según datos de la CEPAL y del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, en América Latina y El Caribe (Septiembre 2001), cada año más de seis millones de niños y adolescentes sufren abusos severos, incluyendo abandono. Cerca de 220 niños, niñas y adolescentes menores de 18 años de edad mueren cada día a causa de la violencia doméstica -lo que representa 80.000 niños al año. Cada hora de cada día 28 niños y adolescentes, principalmente mujeres, son sexualmente explotados. En el informe sobre el Estado Mundial de la Infancia, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia indica que entre un 70% y un 80% de las víctimas de abuso sexual son mujeres, en un 50% de los casos de abuso los perpetradores viven bajo el mismo techo que las víctimas y un 75% están estrechamente relacionados con las víctimas. Sólo la mitad de los adolescentes con edades entre los 14 y 18 años tienen acceso a la educación secundaria. Estimaciones del 2007 indican que aproximadamente 550.000 jóvenes vivían con el VIH/SIDA en la región.

A ello se suma el hecho de que muchos niños, niñas y adolescentes no pueden ejercer su derecho a crecer en una familia. No existen registros oficiales que permitan conocer la cantidad y situación de la niñez sin cuidado parental o en riesgo de perderlo. Existe evidencia de que los niños y niñas que viven sin el cuidado de sus padres o que están en riesgo de perderlos están expuestos a múltiples violaciones al ejercicio de sus derechos, como discriminación, atentados en contra de la vida e integridad personal, maltrato, abuso sexual y explotación económica, desintegración familiar, violencia intrafamiliar, entre otros.

Para dar respuesta a estas situaciones, se propone la formulación de políticas públicas desde un enfoque de derechos dirigidos a disminuir las causas de tipo económico, social y cultural que impactan negativamente en la niñez y adolescencia de los países de la región.

Si realmente queremos construir ambientes protectores para los niños, niñas y adolescentes, es necesario mejorar la coordinación entre las escuelas, los servicios de salud, los sistemas de justicia, la policía y los servicios fronterizos. Esta no es una simple acción que puede erradicar la explotación sexual y el abuso; ello requiere múltiples esfuerzos coordinados y un activo liderazgo”, indicó Nils Kastberg, Director Regional de UNICEF para América Latina y el Caribe.

En la conmemoración del 20° Aniversario de la Convención, el MGI hace un llamado a todos los estados para aumentar la transparencia en el uso de los recursos e implementar de manera frecuente la rendición pública de cuentas en la asignación y la utilización de éstos, a comprometerse a mantener y aumentar la inversión centrada en la niñez, y a reformar los sistemas judicial y penal para proteger a la niñez, adolescencia y juventud.

El movimiento también exhorta a todas las familias, comunidades, a la sociedad civil, a los Estados y a los organismos internacionales a asegurar y garantizar espacios de participación legítima a la niñez y la adolescencia en la lucha por sus derechos y en la búsqueda de soluciones a los problemas que les afectan.

Conmemorar los 20 años de la convención es garantizar la activa participación de los niños, niñas, y adolescentes, tomando en cuenta el ejercicio de sus derechos y su capacidad transformadora del presente y del futuro para nuestro continente.

Al hacer un balance de los logros y desafíos inmediatos, destacó el efecto que la crisis económica tendrá en la seguridad alimentaria y nutricional, que se traduce en menor disponibilidad de alimentos y el consecuente efecto en desnutrición o agudización de las tasas existentes en la región.

Los efectos se verán, de igual manera, en el aumento de la deserción escolar, entre otras razones debido a la escasez de recursos para cubrir los costes de la educación y el consecuente aumento del número de niños, niñas, adolescentes que abandonan sus estudios para incorporarse como fuerza laboral.

Visión Mundial, America Látina y el Cáribe

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